ENTREVISTA
"Estamos frente al avance de un narco‑estado”: voces y urgencias tras el triple narcofemicidio
Soledad Yorg, ex delegada en Formosa del Comité Federal contra la Trata y militante feminista, analiza cómo la expansión de bandas narco, la desprotección estatal y la configuración del capitalismo actual —donde las plataformas de consumo de cuerpos y los juegos de azar virtuales se presentan como “oportunidades” para las juventudes— profundizan vulnerabilidades que terminan en explotación sexual, tortura y muerte.
El triple narcofemicidio en Florencio Varela evidencia un entramado letal: redes de trata, explotación sexual de jóvenes vulnerables y una oferta social que el capitalismo presenta como “posibilidades” —plataformas de consumo de cuerpos y casinos online—, mientras las políticas públicas de protección se desmantelan. Más allá del horror de las imágenes y las torturas, el episodio revela estructuras que facilitan la expansión de mafias y del crimen organizado. Para profundizar en este diagnóstico y en propuestas, se habla con Soledad Yorg, especialista en lucha contra la trata.
María (Nueva Mirada): Sole, ante todo, gracias por estar con nosotros. ¿Cuáles son los contextos de vulnerabilidad que aprovechan las redes para captar y secuestrar mujeres?
Soledad Yorg: Primero, gracias a ustedes. Estamos todos muy conmocionados con esto que ha ocurrido y que sigue ocurriendo: las amenazas por parte del grupo narco siguen latentes, sobre todo contra las familias. Las bandas aprovechan pobreza, desamparo y falta de oportunidades —jóvenes vulneradas, empobrecidas—. Captan con promesas laborales engañosas, trasladan, y con esos tres elementos típicos (captación, promesa engañosa, traslado) se arma la trata.
NM: Hiciste referencia a experiencias regionales. ¿Cómo se compara este caso con lo que pasó en México o Colombia?
SY: En México esto fue muy fuerte y cambió normativas; allí la violencia contra mujeres en contextos de prostitución y narcotráfico se usó como mensaje entre bandas. En Colombia, en la época de disputa entre carteles de Cali y Medellín, también vimos cómo la violencia extrema contra mujeres servía a intereses territoriales. Este triple narcofemicidio tiene que ver con una disputa territorial: las bandas marcan territorio con crueldad.
NM: ¿Qué rol juega el contexto político nacional en esto?
SY: Se fue creando un contexto propicio: flexibilización de políticas, quita de programas de protección, desmantelamiento de organismos de asistencia, incluso poner en discusión el término “femicidio”. Hay un discurso que revaloriza a las mafias —cuando un líder reivindica gestos delictivos o a delincuentes—; ese mensaje es muy claro para los grupos mafiosos. Además, cuando se reduce la capacidad estatal de seguir la ruta del dinero, se facilita la impunidad.
MM: Hablás de juventudes y de la oferta que perciben. ¿Cuál es esa oferta del Estado para las juventudes que mencionás?
SY: Evidentemente, la única “propuesta” que ven muchos jóvenes es la prostitución, los juegos de azar y administrar casinos online. Una de las víctimas era menor y estaba siendo prostituida desde los 13 años. Si yo, como víctima, tuviera otra posibilidad, dejaría la prostitución: nunca encontré a alguien prostituido que no quisiera salir si podía. No es vocacional; es una falacia decir que “es trabajo”. El sistema prostituyente es violencia, disminuye a la persona al estado de cosa.
Hay un sector muy minoritario de mujeres, ya con su vida económica resuelta desde otros lugares, que optaron luego por la venta de contenido en plataformas y demás. Pero no se le puede vender eso a las juventudes como una posibilidad de negocio desde la supuesta libertad económica.
NM: ¿Cómo operan las bandas narcos en estos casos concretos?
SY: Los pasos son claros: captación, promesa engañosa y traslado; luego son llevadas a lugares donde son violentadas, torturadas y filmadas. Hoy es muy común que las bandas filmen torturas y asesinatos: primero en grupos cerrados, luego lo filtran o lo comercializan con otras bandas. Esto deja un sello: su marca de terror. Las torturas extremas —cortes, heridas, apertura de abdomen— son prácticas propias de estas bandas.
NM: ¿Hay vínculo entre la explotación sexual y otras economías ilegales, como el juego online?
SY: Sí. Las chicas terminan siendo prostituidas y forzadas a operar en estructuras que alimentan otras economías delictivas: juegos de azar, casinos online. La marginalidad económica y la ausencia de controles alimentan modelos de negocio ilícitos que se retroalimentan.
NM: ¿Qué reclaman desde los movimientos y qué medidas urgentes plantea?
SY: Primero, dejar de relativizar o negar la categoría de femicidio cuando corresponde. Segundo, recuperar y fortalecer organismos y programas de asistencia, protección y seguimiento de rutas del dinero. Tercero, políticas públicas que ofrezcan oportunidades reales a las juventudes: empleo, formación, proyectos productivos. Y, por supuesto, investigación y persecución efectiva de las bandas.
NM: ¿Qué lectura política hacés de todo esto?
SY: Estamos frente al avance de un narco‑estado que permite que sucedan estas cosas. Cuando el Estado se desarma en políticas de protección, baja su capacidad de investigación financiera y hay discursos que revalorizan a mafiosos, las bandas reciben un mensaje claro: pueden expandirse. No es solo un problema policial: es estructural y exige respuesta política y social urgente.
NM: ¿Qué debemos entender sobre el impacto en las juventudes?
SY: La mayoría de nuestras chicas empiezan con juegos de fotos aparentemente inofensivos, terminan en páginas como OnlyFans y otras plataformas, y esto es un viaje de ida sin retorno. Hay un falso empoderamiento y un aprovechamiento de sus vulnerabilidades; psicológicamente quedan severamente dañadas. Esta situación incluso se vincula con suicidios, y es alarmante que se siga normalizando. Necesitamos acompañar a las juventudes y prestar atención a estas nuevas formas de explotación.
NM: ¿Cómo cerrar la discusión dentro del movimiento feminista y popular?
SY: Quienes estamos convencidas de lo que significa el sistema prostituyente estamos doblemente obligadas a dar estas discusiones con cariño y respeto, y alertar a toda la sociedad: esto ya no es solo una cuestión de mujeres, es una discusión que debe darse dentro del movimiento popular. No podemos permitir que se siga pensando que se puede pagar para disponer del cuerpo ajeno.
NM: ¿Algún mensaje final para la sociedad?
SY: Hay que dejar de ocultar estas realidades, de relativizar la violencia, y empezar a actuar. Toda vida vale. Nadie está para el descarte. Ninguna persona debe ser usada para el entretenimiento o lucro de otros. Es un momento de inflexión: debemos volver a pensar en términos de Estado presente, de territorios protegidos y de políticas públicas efectivas.
Nota del editor: Esta nota fue armada a partir de los fragmentos de audio facilitados por el equipo de Nueva Mirada Radio con intervenciones de Soledad Yorg. Se han realizado mínimas ediciones para claridad y coherencia sin alterar la voz ni el mensaje de la entrevistada.