El pasado jueves el Concejo Deliberante aprobó la suba del costo del boleto de colectivos a $170, dejando así a Corrientes con uno de los precios más altos del país.  A partir de noviembre, la tarifa aumentará a 200 pesos. 

Con ese valor por el uso del servicio se espera que las unidades circulen con más frecuencia y estén en total condiciones. 

Lamentablemente ni uno ni lo otro sucede y ante este aumento injustificado, usuarixs del transporte público se contactaron con Nueva Mirada. 

El objetivo fue comentar a este medio las diversas situaciones de irregularidades de las unidades que vivenciaron, para demostrar que la suba del boleto lo único que hace es destrozar el bolsillo del pueblo trabajador. 

Como primer testimonio se encuentra el de una estudiante, quien observó que en el colectivo que circulaba de la empresa ERSA no funcionaba la rampa. 

Esto debido a que un usuario en sillas de ruedas precisaba subir a la unidad y no podía hacerlo, ya que la rampa no bajaba. 

El relato de la usuaria implica que incluso el chofer no habría ni descendido del vehículo para ayudar al pasajero, ni acercado correctamente al borde de la vereda el colectivo para facilitar el acceso al mismo. 

Otros dos pasajeros ayudaron al hombre a subir en la silla de ruedas por la puerta de atrás de la unidad y por ende, haciendo fuerza ya que hay un par de escalones. 

Así como se puede observar en la foto de portada, registro de la usuaria que envió con su testimonio, de la misma forma aportó patente del vehículo, la cual es AC 157 DO, correspondiente a la unidad 3715.

Por otro lado, otro usuario acercó el testimonio de lo que vivenció el pasado 22 de agosto, uno de los días más calurosos del mes. 

El joven subió en el puerto a una unidad de ERSA correspondiente al servicio de Chaco-Corrientes por ramal Sarmiento. 

Acorde a su relato el colectivo habría ido tan lleno de personas que debió viajar en la parte de adelante, prácticamente sobre la puerta de subida. 

Además del peligro que esta situación representaba, comentó que ni el aire de la unidad funcionaba, motivo por el cual incluso el mismo conductor se habría casi descompuesto del calor. 

Dos testimonios de los miles diarios que viven usuarixs de distintas edades y profesiones en Corrientes, con un boleto carísimo para unidades destruidas.