OPINIóN

A propósito de la represión a jubilados: el fascismo es literal aun intentando una estafa

Cuando con violencia se intenta destruir una forma de mirar la realidad, sobre todo a través de la fotografía, ya no hay símbolo metafórico que categorice más que la cruda literalidad. El fascismo siempre es literal aún intentando ser una estafa.

Foto de @_rociobao

Por Jeremias Giordano 

Un reportero gráfico gravemente herido por protestar, Pablo Grillo, más de cien detenidos y heridos fue el saldo de la represión del miércoles en la protesta de los y las jubiladas. Mientras tanto la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, construyendo una realidad paralela, dijo “están preparados para matar”, por quienes se manifestaban en el Congreso. Lo que se pareció más a un pueblo expresándose políticamente.

Hay algo que sucede en las manifestaciones y que es literal, pero el circulo comunicativo que viene creando la ultra derecha internacional hace ya bastante tiempo es vender eso mismo pero como si hubiese sucedido de otra forma. Eugenia Murillo relató algo en rede sociales para que se comprenda: “una señora patotera de 87 años pega palazos y se cae al suelo porque un policía se defiende. A un fotógrafo militante le cae un proyectil en el cráneo que antes había rebotado en una estructura metálica”.

También hay un “periodismo” que aún le dice “enfrentamiento” a lo que claramente fueron horas y horas de represión contra los jubilados cometida por el gobierno de Javier Milei. Enfrentamiento sería si los jubilados tienen camiones hidrantes y armas. Y ni si quiera así. Lo que sucedió el miércoles es que la realidad se esta comiendo la ficción, se esta cayendo el relato, y cuando eso pasa el fascismo se vuelve literal, su literalidad es la violencia.

La motosierra del gobierno de Javier Milei no es sólo un símbolo, no es sólo para recorte de partidas presupuestarias y puestos de trabajo, se pudo ver su violencia en las calles para cercenar la libertad de un pueblo que ya se muestra cansado.

Así parece que esta es la “libertad carajo” que tanto expresa el presidente porque quienes protestan contra los recortes, el ajuste, la motosierra y el neoliberalismo están ejerciendo la libertad de oponerse. Una libertad para oponerse a quienes los reprimen, libertad para enfrentarse política y democráticamente a quienes llevaron a la pobreza a la mayoría del país como nueva norma de gobierno. Tarde o temprano lo que el gobierno dibuja como números, la pobreza, iba a venir a buscarlo, y lo que no se tapa con dibujos se tapa con represión.

La motosierra del gobierno de Javier Milei no es sólo un símbolo, no es sólo para recorte de partidas presupuestarias y puestos de trabajo, se pudo ver su violencia en las calles para cercenar la libertad de un pueblo que ya se muestra cansado. No quieren que éste pueblo sea libre, sino súbdito de sus decisiones por DNU, y eso no es libertad.

La están usando para sacarle lo mejor que este pueblo tiene, y es su capacidad de solidarizarse y organizarse en colectivo porque profundizaron la represión ahora que muchos hinchas de clubes argentinos de fútbol se unían al reclamo de los y las jubiladas. Lo que pasó el miércoles no es una anécdota para el gobierno de Milei, sino que permite comenzar a observar como se les cae la imagen de pos verdad que vinieron armando.

La represión del gobierno busca enviar dos mensajes concretos, primero detener la solidaridad, los jubilados no están solos pero Milei necesita que lo estén para continuar haciendo de las suyas. Y por eso necesita disciplinar a quienes se solidarizan. No quiere que la clase trabajadora argentina, como sea que este compuesta, tenga solidaridad con sus jubilados.

El neoliberalismo y el fascismo son así, literal, la destrucción con violencia del encuentro entre sujetos políticos porque si ambos separan, rompen, es ahí donde pueden profundizar su idea del individualismo, la meritocracia y el supremacismo. Pero este miércoles, Argentina demostró como se enfrenta al sálvese quien pueda, con unidad popular, así con toda la categorización política que eso significa, las hinchadas de futbol, las organizaciones y movimientos sociales de izquierda, y la ciudadanía en su conjunto. Acá se demostró la máxima de las historias de las luchas populares, después de que dijeron que el Congreso frenaría a Milei, sólo el pueblo salva al pueblo.

El segundo mensaje que arrojó la jornada del miércoles es que la legitimidad del Gobierno nacional pende de un hilo, por eso alcanzó estos niveles de violencia y represión. Depende de una bomba lacrimógena que destruya el lente de una cámara para que no diga otra cosa de la realidad que se armaron. Mas bien de lo que pueda hacer un fotógrafo como Pablo Grillo.

No tiene Javier Milei la obligación de ser querido, pero se debe al pueblo que lo votó. Es legitimo que el pueblo se opongan a su gobierno, no es legitimo que se use el aparato represivo del Estado para la violencia del miércoles.

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