ANFITEATRO COCOMAROLA

Fiesta del chamamé: novena noche sin protocolos sanitarios

La novena jornada de la Fiesta del chamamé se caracterizó porque recordó al multitudinario público que se convocaba para el evento antes de que existiera la pandemia. Desborde y descontrol del protocolo sanitario y el aforo establecido.

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Fiesta del chamamé: novena noche sin protocolos sanitarios

Este sábado fue la novena noche chamamecera en el anfiteatro Mario del Tránsito Cocomarola, de las diez que están previstas. Bajo una convocatoria masiva de público, irregularidades en el control de los ingresos y nulo distanciamiento social, se desarrolló una nueva jornada de la 31° edición del Festival del chamamé, la 17° del Mercosur y la 1° a nivel mundial, desde que la Unesco declaró a este género músical patrimonio inmaterial de la humanidad.

La novena luna chamamecera fue la que rompió todos los esquemas, a las 22,30 horas la cola para ingresar en los tres accesos superaba la mitad de cuadra y no había distanciamiento entre las personas. A esa hora ya en el interior del anfiteatro no había lugar para sentarse, el público se empezó a agolpar en los pasillos y en la parte posterior donde terminan las filas de asientos. Por consecuencia, no se respetaban los lugares señalizados como aptos para ubicarse y así, cumplir con el distanciamiento de entre uno y dos asientos.

La emoción de la noche se vivió de la mano del ballet oficial con su performance “Ofrenda”, en la que hacían alusión a la fé católica del pueblo correntino. Incluso representaron a la Virgen de Itatí en una personificación, como si fuera cargada para una peregrinación. En ese momento el público estalló en aplausos y vitoreos, sin dudar la noche fue del cuerpo del baile.

La sorpresa estuvo a cargo de Chigoli Bofil, quien interpretó junto a su padre, Mario, sus canciones más clásicas. Si bien la convocatoria para ver a Mario es un hito en cada Fiesta, lo sorpresivo fueron las declaraciones de su hijo ante las especulaciones de que esta sería su última presentación. “Papá no se va a retirar porque sí y nadie dijo que se retira”, exclamó y a continuación interpretaron “Conjunto Peña y olvido”, canción con la que se despidieron ante la ovación del público.

Inmediatamente Julio Cáceres, líder de Los de Imaguaré, subió al escenario y le dedicó un recitado a Mario. Tras finalizar, mientras el escenario era preparado para el grupo, una voz en off recitaba unas palabras escritas para la novena noche, puesto que Los de Imaguaré cumplían 45 años en los escenarios. Estuvieron más de una hora brindando un espectáculo que incluyó performances de baile y efectos especiales. Fueron aplaudidos de pie, con vitoreos y sapukays, incluso algunas personas se posicionaron sobre sus asientos para poder verlos mejor y ovacionarlos. Definitivamente el conjunto musical que convocaba al encuentro chamamecero de este sábado.  

Alrededor de las 00,15 continuaba ingresando público masivamente. Desde la conducción de la Fiesta remarcaban que se respeten los lugares señalizados y la utilización de barbijos, si había personas paradas o sentadas en silletas era porque ya no existían más lugares señalizados. Por otra parte, la mayoría del público no tenía puesto el barbijo, a pesar de que se volvió a establecer su uso obligatorio en espacios abiertos donde haya más de diez personas.

Este sábado pareciera que adentro del anfiteatro se vivía en un mundo paralelo a la realidad que azota a nuestra provincia. Mientras que el barrio La Tosquera lleva más de tres semanas sin agua, los focos de incendio arrasan los campos en el interior provincial, hay más de 2000 casos positivos diarios de Covid, el hospital de Campaña está muy activo por la nueva ola que se está viviendo y el personal de salud está saturado, en el Festival parecía que no existía la pandemia. La noche se asemejó a las lunas chamameceras en las que pandemia no existía y el público se agolpaba en los lugares que encontraba para sentarse, ante la falta de asientos disponibles.

En los accesos el personal que preguntaba el DNI de cada persona, para verificar que no se encontraba en aislamiento, y quienes debían corroborar los carnets de vacunación, se encontraban desbordados ante la magnitud de público que quería ingresar. Preguntaban si ya habían sido tomados los datos, puesto que había otra persona en la fila que recorría preguntando DNI para buscar descomprimir y acelerar el acceso, y la persona podía responder que sí, aunque no hayan sido tomados previamente e ingresar, sin constatar por ejemplo si debía estar aislada.

Es cierto que la Fiesta trae alegría al pueblo y reactiva la economía, los remises funcionan toda la noche, el sector gastronómico repunta sus ventas y los hoteles se ven colmados de turistas. No está mal que se realice el evento, puesto que ayuda a la economía de muchas familias a tener buenos nuevos ingresos, en una realidad ya muy afectada por las antiguas restricciones. Sin embargo, debe realizarse según los protocolos pactados para el respeto de todos los sectores profesionales y de la ciudadanía. ¿Era necesario el descontrol de este sábado?