OPINIóN

Te guardo este abrazo un año más

Las fiestas de fin de año motivan al clima de algarabía y reencuentros familiares. Sin embargo, otras familias un año más, sienten la ausencia de algún familiar.

(Por Tatiana Ledesma Flores)

Por temas culturales o tradición, lxs argentinxs a fin de año tienden a pasar las fiestas en familia. Una gran cantidad de vehículos transitan por las rutas y los locales comerciales y supermercados, se colman de personas para adquirir productos y festejar. 

El clima festivo inunda las ciudades y el reencuentro de las familias se vive con gozo. Las mesas largas caracterizan las noches de Navidad y Año nuevo, y al día siguiente siguen los festejos, ya que muchas familias viajaron muchos kilómetros sólo para ese clásico reencuentro. 

Las personas mayores encabezan las mesas, lxs hermanxs se reúnen a organizar las fiestas y las infancias aprovechan para jugar y divertirse. A las doce de la noche llega el momento del característico abrazo, ese que converge todos los que no se dieron las personas durante el año, y representa la dicha de poder compartir una fiesta más. 

Sin embargo, hay abrazos que no podrán darse y que las familias guardan un año más, hasta el reencuentro. Esos abrazos que no recibirán Guadalupe Lucero, Tehuel de la Torre, Sofía Herrera, María Cash y todas las personas que faltan de su hogar. 

También, esos abrazos que alguien cegado por el odio fomentado en el sistema patriarcal, negó a otras familias. Las familias de Sandra Silguero, de Eli Verón, de Tamara Salazar, de Irina López y de tantas otras mujeres asesinadas a manos de quienes decían amarlas mientras alguna vez, las abrazaron en una fiesta de fin de año. 

Yamila Cialone, la madre de Guadalupe Lucero, escribió en su Facebook personal las siguientes palabras. “Llegó el último mes del año, y aún sin noticias ni novedades tuyas hija! Dios y el universo sólo saben dónde estás, sólo pido que estés bien dentro de toda esta situación. Te extraño como cada día de mi vida… te amo a la distancia. Otra fiesta sin tenerte a mí lado”.

Guadalupe desapareció en junio del 2021 durante un partido de la selección argentina. Estaba jugando en la vereda con sus primos y las calles de San Luis se encontraban desiertas por el partido de fútbol. La menor de seis años tiene un lunar característico en su mejilla izquierda y se ofrece una recompensa de $5.000.000.

Griselda López, la madre de Irina López, quien fue víctima de femicidio en enero del 2018, también utilizó la misma red social para escribir unas palabras. “Hija no aguanto más este dolor, sin vos no es lo mismo. Dame fuerzas para seguir adelante, llegan las fiestas, un año sin vos y más tristeza me da que no hay justicia para vos. Espero que estés feliz con tu hijito grande e inteligente como vos. No puedo entender todavía, dame fuerzas, te amo hija o sino llevame con vos, no quiero sufrir mas”.

En medio de estas realidades, pareciera que a las autoridades que pueden cambiarlas y reencontrar a Yamila con Guadalupe o conseguir justicia para Irina, nada les importara. ¿Cómo no conmoverse con esas palabras? “Otra fiesta sin tenerte a mí lado” y “dame fuerzas, te amo hija o sino llevame con vos, no quiero sufrir mas”.

Por dos semanas es como si jueces, fiscales y ministrxs bloquearan el trabajo de su cabeza y no recordaran que hay muchas personas que faltan de sus hogares porque están desaparecidas, y otras faltan porque ellxs no hicieron bien su trabajo. Muchas familias no pueden celebrar las fiestas con la misma alegría con la que la hacen lxs funcionarixs, ya que aún siguen en pie de lucha buscando justicia. 

Tal es el caso de Karina Silguero, hermana de Sandra, quien fue víctima de femicidio en el 2015. Por la causa se encuentra prófugo Daniel Borlicher, quien no es buscado por las autoridades. El ministro de Seguridad de Corrientes, Buenaventura Duarte, le había prometido a Karina una reunión mensual para informale las novedades del caso. 

Lamentablemente el mismo 25 de noviembre, con la movilización por el Día Internacional para la Eliminación de las Violencias contra las Mujeres frente al Ministerio, ni siquiera fue capaz de salir a hablar con Karina o enviar a algún representante. En estos siete años, Karina perdió a su padre y madre, quienes fallecieron sin ver justicia para su hija. De igual forma el padre de María Cash, falleció buscándola. 

Y la lista sigue, porque sólo algunos casos logran acceder a la visibilización en los medios de comunicación. Basta con ver las redes de Missing Children Argentina o ver el perfil de Twitter de @desaparecidas_arg, para comprender la gran cantidad de personas que este año, una vez más, faltarán en la mesa familiar. 

Es que es silla vacía, ese lugar que ocupaba alguien y hoy es de nadie, ese abrazo que no llegó a su destinatario, representa mucho más que la ausencia. Implica la omisión de actos de quienes tienen la responsabilidad de velar por la seguridad y protección de las personas. 

“No sabés lo que es, hasta que te toca”, suele decir el refrán. Pareciera que eso pasa con lxs funcionarios de Argentina, no hacen nada porque no sienten el desgarro en la piel que siente la mamá de Guadalupe al no poder poner música fuerte y bailar con su hija, como lo hacían antes de junio del año pasado. 

Mientras tanto la ciudadanía sigue compartiendo fotos, sigue acompañando marchas, sigue creando campañas. A la par, lxs funcionarixs reparten cajas navideñas, realizan actos políticos de fin de año y envían mensajes con motivos de las fiestas a sus ciudadanxs, pero no se acuerdan que durante el año no hicieron prácticamente nada para que una familia no tenga un lugar vacío en la mesa. 

Las palabras quedan cortas ante tanta injusticia expuesta y frente a un dolor tan grande, al que no le alcanzan los adjetivos para describirlo. Por si en las causalidades de la vida este texto llega a ustedes: Guadalupe, Tehuel, Sofía, María y tantos otrxs, les seguimos buscando y no vamos a parar hasta encontrarles.