PREMIO INTERNACIONAL

El premio Oscar Verde fue para un proyecto de conservación de Chaco

La doctora en Ciencias Biológicas e investigadora del Conicet, Micaela Camino, se consagró ganadora de los premios londinenses Óscar Verde, por su trabajo sobre la especie endémica del Chaco seco, el pecarí quilmero.

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El premio Oscar Verde fue para un proyecto de conservación de Chaco

Los premios Whitley, más conocidos como Oscar Verde, se entregan cada año en Londres, Inglaterra bajo el objetivo de distinguir a proyectos de investigación, elaborados en países que se caractericen por su rica biodiversidad. Este año la ganadora fue la investigadora del Conicet y recibida de la UNNE, Micaela Camino.

Camino es parte del Centro de Ecología Aplicada del Litoral que converge a CECOAL, CONICET y la UNNE. Egresada de la licenciatura en Ciencias Biológicas en esta alta casa de estudios, su proyecto post doctoral en el CONICET implica investigar el hábitat, distribución e interacción entre especies de mamíferos grandes del Chaco Seco, haciendo foco en los pecaríes.

El proyecto de conservación de esta especie endémica de esa zona es lo que la llevó a participar del premio Oscar Verde y tras el debate del jurado del mismo, a consagrarse con la condecoración. La propuesta pretende aumentar las capacidades de las comunidades locales del Chaco seco para la conservación del pecarí quilmero, especie amenazada y que acorde a la investigadora podría desaparecer en menos de treinta años.

“Es un honor haber sido seleccionada. Si bien el premio me lo dan a mí, hay un montón de gente trabajando para que esto ocurra, tanto desde el monte como desde distintas ciudades e instituciones”, señaló Camino. Para ella esta distinción no sólo permitirá aumentar la visibilidad del proyecto que dirige, sino de todo el Chaco seco.

Y destacó que “Estamos en una región que es muchas veces invisibilizada y que cuenta con una enorme riqueza biológica y cultural. Por eso, es importante que podamos hablar de ella y de todos los problemas de conservación que la están amenazando”.

Para ella esta distinción no sólo permitirá aumentar la visibilidad del proyecto que dirige, sino de todo el Chaco seco. El proyecto premiado surge de los trabajos de investigación que se realizaron durante más de 10 años.

Camiló explicó que el quimilero sería como un “chancho de monte” y es el pecarí más grande que existe, ya que puede medir más de un metro y pesar más de cuarenta kilos en su edad adulta. Está incluido además een la lista roja de especies en peligro de extinción de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

“Sólo existe acá y está muy amenazado por la deforestación. El gran avance que tuvo la agricultura industrial en las últimas décadas genera el desmonte y el desplazamiento de las familias locales. Todo eso hace que este bosque nativo seco, que es único en el mundo, esté desapareciendo, junto con esta y otras especies”, explicó  la investigadora.

Por consecuencia, el trabajo que propone se centra no sólo en la especie, sino en todo el sistema. Ya que incluso en un reciente estudio del que participó Camino, se logró identificar que la mayoría de los bosques que quedan en la región del Chaco seco pertenecen a comunidades indígenas y a familias criollas campesinas, mientras que las áreas protegidas sólo abarcan una pequeña parte de la superficie.

“Si no trabajamos con las comunidades, no vamos a poder conservar los bosques. Por eso la idea es fortalecerlas para que puedan quedarse allí, teniendo una vida digna y justa. Eso va a ayudar a que no avance el desmonte y que no se sigan violando los derechos de las comunidades ni los derechos ambientales, llevando a la extinción al quimilero y a muchas otras especies”, afirmó.

El objetivo final del proyecto es lograr la implementación de planes de conservación específicamente orientados a la región del Chaco, para que se puedan ejecutar de manera conjunta con los gobiernos y con la sociedad. “El Gran Chaco es la segunda ecorregión más grande del continente sudamericano, después del Amazonas. Tiene una enorme biodiversidad que está enfrentando enormes amenazas”, advirtió Camino.

Y agregó que “La deforestación es la principal amenaza, porque acá se registran las tasas más altas del mundo. Por eso necesitamos más investigación y recursos orientados a esta región. Todavía somos muy pocos los investigadores y grupos de trabajo que nos dedicamos a estudiarla, pero confío en que este premio será un impulso para que cada vez seamos más”.

Los premios Whitley justamente además del reconocimiento, consisten en el acceso a recursos financieros para la ejecución de proyectos diseñados en base a conocimiento científico y trabajo conjunto con comunidades locales, con el objetivo de lograr beneficios duraderos para los paisajes y las personas. Ganadores de esta distinción también reciben formación y visibilidad en los medios de comunicación y se unen a una red internacional de antiguos estudiantes que pueden optar a la financiación de continuación, lo que permite ampliar las soluciones de conservación que han tenido éxito.