OPINIóN

La rebeldía popular juega con la número 10

Juan Román Riquelme juega uno de sus mejores partidos y con el pueblo bostero como equipo. Los clubes de futbol argentinos también parecen entrar en la ola de privatizaciones que el gobierno de Milei tiene en planes. En ese contexto Macri vuelve a Boca y Román ya genero millones de Topo Gigios.

      *Por Jeremias Giordano

Este miércoles el macrismo volvió a usar todos sus poderes judiciales y arremetió con una denuncia por "instigación a cometer delitos" hacia Juan Román Riquelme, quien se muestra en éstos últimos días como un líder popular que no solo le discute al macrismo y los poderes de turno la funcionalidad de un club de fútbol, sino que además lo pone como elemento para defender la ola de privatizaciones que el nuevo gobierno ya anuncio, entre éstas los clubes. 

Lo última imagen que podemos recordar de un Topo Gigio en una cancha fue el que Lionel Messi le hizo a Van Gal en los cuartos de finales del último mundial. El cual sirvió para vengar de la supremacía blanca europea a todos los jugadores latinos que fueron discriminados por ese técnico, entre ellos Juan Román Riquelme, el verdadero creador del gesto que hoy es símbolo de protesta. 

Como jugador, Riquelme ha sido el mejor lector que tuvo el fútbol durante los 18 años que jugó. Fue eso y aún más, un enganche que parecía romper con el mito del número diez europeo de clase alta, peinado y pintón, Román fue más bien un negrito de de una villa que se peleo contra ese poder encarnado en Van Gal que no lo hizo explotar nunca como jugador. 

Así mismo fue que jugando en Boca también fue muy resistido por el macrismo, que a pesar de ser el máximo ídolo del club y ganar todo no aceptaban pagarle bien y tampoco a sus compañeros. La dirigencia de Boca lo apodaba "el negro", y se enojaban, no podían creer, cuando el enganche aparecía en sus oficinas reclamando por el sueldo. Esos fueron los cruces que inspiraron el tan conocido Topo Gigio. Ese gesto se transformo en el símbolo de una ruptura, la del macrismo y el. Y también en un gesto de protesta deportiva más adelante. 

Juan Román Riquelme ha pasado a ser más que un jugador de fútbol: es un dirigente, un rebelde, un líder popular. Y también, como siempre lo fue, un estratega. 

Llegó a la vicepresidencia de Boca enfrentando al macrismo y ahora quiere ser el presidente de un club que ya "es de los hinchas", "del pueblo y no de las empresas", también dicen los bosteros. Juan Román Riquelme ha pasado a ser más que un jugador de fútbol: es un dirigente, un rebelde, un líder popular. Y también, como siempre lo fue, un estratega. 

En la cancha, Riquelme pensaba. Y se lo veía pensar. Un maestro lento y, por eso, generoso. Como si jugara con la repetición incluida, así se entendía todo de una vez y mejor. Ahora también va tranquilo pero concreto, el enfrentamiento entre Macri y Riquelme se traslada a las urnas del club. El fundador del PRO vuelve a dónde inicio si carrera política y hace uso de todas las herramientas que construyó desde entonces. 

El club "es de los hinchas", el mensaje es político en medio de la crisis del pueblo argentino y el plan de gobierno que se presenta a nivel país. Román saben que vienen por la privatización y es el blanco del momento.

Mientras tanto Riquelme fulmina en el ángulo, como siempre, y afirma que el club "es de los hinchas", el mensaje es político en medio de la crisis del pueblo argentino y el plan de gobierno que se presenta a nivel país. Román saben que vienen por la privatización y es el blanco del momento. Cómo antes, la tribuna lo acompaña y Román parece pisar la pelota para jugar uno de sus mejores partidos.

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