OPINIóN

El dilema de Latinoamérica: progresismos vs movimientos populares que los hicieron gobiernos

Una columna de la cruzada ideológica que atraviesa Latinoamérica que se desprende del último programa de radio de Nueva Mirada donde se profundizó el intento de magnicidio a Evo Morales.

Por Nueva Mirada

Ante la observación de que el actual gobierno de Luis Arce comenzó a tomar medidas para impedir la participación en la política del pueblo boliviano de Evo Morales, éste comenzó una rebelión, pocas veces vistas en Latinoamérica, donde la izquierda se alza sobre los errores que cometió, los procesos progresistas.  

 “(…) comenzó una rebelión, pocas veces vistas en Latinoamérica, donde la izquierda se alza sobre los errores que cometió, los procesos progresistas”

El rastro más parecido a lo que está pasando en Bolivia, con el dilema de los sucesores de los lideres populares se puede encontrar en Lenin Moreno después de Rafael Correa, esto en Ecuador. Situación que no finalizó con un intento de asesinato pero si con lawfare, tanto así que Correa tuvo que exiliarse.  

El domingo 27 de octubre, Evo Morales sufrió un intento de asesinato, cuando el vehículo blindado en el que viajaba y otro que actuaba como escolta fueron emboscados por dos automóviles que les dispararon al menos en 14 ocasiones. El expresidente denunció que el atentado fue una operación militar y policial del actual presidente Luis Arce y pidió la presencia de una delegación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para investigar los hechos.

Cabe recordar que Evo Morales encabeza una rebelión popular contra el actual gobierno que desde el MAS y los movimientos populares bolivianos supieron construir. Es la primera vez, en estos últimos tiempos, que una izquierda de Latinoamérica se alza contra sus propios errores. Los reclamos principales son: la derogación de decretos que permiten la importación de trigo con cero aranceles; el reclamo de la pausa ambiental por los incendios y la prohibición de la venta de gasolina o diésel en bidones. 

La realidad boliviana se puede transpolar a las realidades políticas  de otros países como lo son Argentina, Brasil, Venezuela, y la relaciones entre ellos. No sólo en la implementación de lawfare para la persecución de lideres populares y sus intentos de asesinatos. Sino también por las relaciones del progresismo con la derecha para impedir que se levanten alternativas políticas populares, ya sea en la forma que administran el gobierno los sucesores o más bien en las negociaciones de éstos con la derecha.   

Los progresismos de Argentina y Brasil

Desde el Observatorio Lawfare, una ONG que se dedica a analizar los casos de persecución judicial, coordinada por la argentina Silvina Romano y que cuenta como asesores, entre otros, al exjuez español Baltasar Garzón, denunciaron que “los intentos de inhabilitación por la vía judicial a Evo Morales han sido complementados con el intento de su eliminación física”.

La similitud entre esta ofensiva contra Evo Morales y la que sufrió la expresidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner, lawfare y atentado contra su vida incluido, con el ninguneo mediático-político, es peligrosamente calcada. Pero eso es sólo una parte.

El gobierno de Alberto Fernández, después del macrismo, terminó su gobierno siendo conocido como un presidente que traicionó el voto popular, y lo que le terminó dando la presidencia a la ultra derecha de Javier Milei. 

Otra acción reciente de un líder popular que volvió después de ser perseguido y encarcelado fue la de Lula da Silva vetando el ingreso a las BRICS de Venezuela, su par Nicolás Maduro leyó esta acción como una forma de Lula de volver a negociar cuestiones con la derecha brasilera. De hecho el Partido de los Trabajadores (PT) volvió al poder en una alianza con Geraldo Alckmin como vicepresidente de la derecha brasilera. 

(...) en Argentina se cumplió la máxima de que “el fascismo es consecuencia de una revolución fallida”. 

Son progresismos que llegan al gobierno con discursos populares y banderas nacionalistas que luego desilusionan las esperanzas que se ponen en éstos, y en Argentina se cumplió la máxima de que “el fascismo es consecuencia de una revolución fallida”. 

Es quizas tiempo necesario de enfrentar con acción política todas las políticas, sean del gobierno que sean, que van en contra de los intereses de las mayorías populares porque si eso no sucede los procesos en Latinoamérica tienden a derechizarce. 

Tampoco es muy positivo esperar los procesos electorales con las estructuras que ya están armadas (las que cometieron errores), sino más bien que del enfrentamiento a las políticas liberales nazcan nuevos lidere políticos y programas. 

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