ANáLISIS

¿Quién censa a personas desaparecidas?

Este miércoles se realizó un nuevo Censo nacional. La noticia que marcó la jornada, fueron los carteles en las puertas del domicilio de personas que visibilizaron a familiares desaparecidos en democracia.

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¿Quién censa a personas desaparecidas?

La Argentina vivió este miércoles un nuevo Censo nacional, tras doce años de su última realización. El Censo del 2010 quedará para siempre en la memoria colectiva nacional, por fallecer el ex-presidente Néstor Kirchner ese día. De la misma forma, el Censo 2022 quedará marcado en el pueblo, puesto que sin ponerse de acuerdo, muchos domicilios visibilizaron la misma situación.

Familiares de desaparecidxs en democracia, colocaron carteles en las puertas de los domicilios de estas últimas, para visibilizar que no pudieron ser censadas, puesto que se encuentran desaparecidas. Desde la madre de la menor Guadalupe Lucero, hasta el hijo de Julio López y cientos de personas a lo largo y ancho del país, quisieron en esta nueva edición del censo, remarcar que existen personas que no estarán en las estadísticas, puesto que están desaparecidas en democracia.

Yamila Cialone, la madre de Guadalupe Lucero, colocó un cartel en la puerta de su domicilio en la provincia de San Luis con fotos de su hija y con la leyenda “En esta casa hoy Guadalupe Lucero no podrá ser censada porque está desaparecida”. El cartel fue subido como publicación al Facebook personal de Yamila y de allí se viralizó. La menor de seis años está desaparecida desde hace once meses.

Rubén López, hijo de Julio López, escribió también un cartel en la puerta de la casa de su padre en la ciudad de La Plata con el siguiente mensaje: “Según la carátula de la causa, presunta desaparición forzada, acá tendría que vivir un hombre”. "Censo digital cumplido. No sabía cómo explicar la situación, así que dejé en la puerta el papel pegado. Espero se entienda", expresó junto a la foto del cartel en una publicación, también en su Facebook personal.

Julio López se encuentra desaparecido desde septiembre del 2006, en el marco del juicio contra el represor Etchecolatz. Nunca llegó a presentarse a escuchar los alegatos del juicio, en el que el mismo Julio había testificado y cuyo testimonio fue uno de los más relevantes para condenar al acusado a perpetua. 

En la provincia de Mendoza la madre de Abigail Carnel, desaparecida desde el año pasado, también colocó un cartel en la puerta de su domicilio. “En esta casa hoy Abigail no podrá ser censada porque está desaparecida. ¡Busquen a Abigail!", escribió la madre de la joven, Verónica Carniel.

Debajo de ese cartel había otro que expresaba: "En la provincia nos faltan Abigail Carniel y Gisela Gutierrez, Viviana Luna. #Censo 2022". Gisela se encuentra desaparecida desde el 2014 y Viviana desde el 2016.

Tras estos carteles es imposible no pensar en Sofía Herrera, en María Cash, Marita Verón y en las miles de mujeres desaparecidas que visibiliza la cuenta de Twitter @desaparecidaorg, que publica diariamente fotos de personas desaparecidas, en su mayoría mujeres y niñas, para que la ciudadanía ayude en la búsqueda.

Tampoco Tehuel de la Torre pudo ser censado, ya que hace más de un año que se encuentra desaparecido tras asistir a una reunión de trabajo. Actualmente no sólo no es buscado, sino que la causa en la que están imputadas dos personas por su desaparición, aún con la existencia de pruebas, no avanza.

Es la primera vez que la Argentina despierta sobre este tema en forma colectiva y sin planificación, con un mensaje claro y concreto en todo el territorio, ¿quién censa a personas desaparecidas?. ¿Se puede realizar un censo sobre personas desaparecidas? ¿Cuál es el número que arrojaría el recuento?

Existen actualmente en nuestro país, un número alarmante de personas que se encuentran desaparecidas. Algunos familiares de éstas tienen mayor acceso o posibilidades de visibilizar los casos en los medios de comunicación y otrxs, siguen la lucha fuera del ojo de la prensa, en silencio periodístico, pero siguen.

Es inimaginable y no alcanza la mente humana para pensar en la magnitud de la gravedad de la situación, desaparecidxs en democracia que no pueden ser censadxs. ¿No le importan al Estado? ¿La ciudadanía es literalmente sólo un número estadístico?

Se estimaron $13 millones para la diagramación del Censo y se planificaron durante varios meses estrategias para que toda la población sea censada. Doce años pasaron del último Censo, en doce años no encontraron ni a Julio, ni a Viviana, ni a Gisela, ni a Marita, ni a Sofía, ni a María, ni a Guadalupe, ni a Tehuel y la lista sigue. Los recursos humanos y económicos existen, sólo le falta al Estado las ganas de encontrar a quienes están desaparecidxs.